Esta es la primera entrada en el blog de mi recién estrenada página web.
Lo que empezó como un texto sobre el Yoga Terapéutico, se ha ido transformando poco a poco en una reflexión sobre la presencia de Shiva y Shakti, que en principio pueden sonar como conceptos filósoficos ajenos y distantes, en mi práctica cotidiana, y específicamente, en el yoga cuando se practica con fines terapéuticos. Curiosamente, hace unos días, mi amiga Zaira Leal, escribía en Facebook un texto hermoso, titulado “Shakti en tu práctica”, que totalmente comparto, y que pienso aquí, en cierta forma, complemento.
En Tantra, los conceptos de Shiva y Shakti son esenciales para entender tanto lo Absoluto como el propio Universo y el mundo en que vivimos. Una forma de contemplar Shiva y Shakti es como las formas masculina y femenina de lo Divino, de lo Absoluto, de lo Universal.
A veces aparecen representados como deidades, con formas humanas. Unas veces como una pareja de amantes, cuyas iluminadas conversaciones dan lugar a los más hermosos y poderosos textos Filosóficos y de Meditación. Otras, fusionados en un mismo ser como representa la figura de Ardhanarishwara, mitad Shiva, mitad Shakti, en ambos simbolizando la unión sagrada de lo masculino y lo femenino, de los opuestos complementarios.
Pero, ¿qué queremos decir cuando hablamos de masculino y femenino? Y, volviendo al origen de mi contemplación, ¿qué representan en nuestra práctica?
Podemos interpretar lo masculino y lo femenino desde dos perspectivas opuestas. En el mundo de lo relativo, se relacionan con el género, como en los animales o los seres humanos. Lo masculino representa, entre otras cosas, la fuerza, la tenacidad, la perseverancia, la acción, lo penetrante. Lo femenino personifica la suavidad, la receptividad, la adaptabilidad, la capacidad de nutrir, de esperar, de dar espacio. En la práctica de hatha yoga ambos son necesarios. Mi maestra Sianna siempre nos recuerda que en los textos tántricos se habla de cómo toda práctica debe tener dos componentes: fuego (agni) y néctar (soma). Lo solar y lo lunar. Por una parte, como la fricción insistente entre dos piedras, nuestra práctica debe de ser capaz de crear fuego (agni) de todos los elementos el que va íntimamente ligado a la transmutación. Por otro lado, hay en toda práctica de yoga una componente más sútil, más femenina, como la luz de la luna (soma) que nos hace conectar con la esencia de placer y de dulzura del Universo.
Y luego está la visión de lo masculino y lo femenino desde lo Absoluto. Desde esta perspectiva, Shiva es Conciencia. Sí, con mayúsculas. Porque hay diferentes grados de conciencia. Shiva es la Conciencia más pura, más clara, más consciente. En una de sus formas mitológicas, Shiva es el yogi, que desde la cima del Monte Kailasa, tiene una visión de 360 grados. Shiva ES y además, es el testigo de todo lo que es. Shakti, por su parte, es el poder creativo de lo Absoluto que da vida a Universos, estrellas, planetas, seres vivos… que nos da la vida a nosotros. Una de las formas en que esta energía Universal se condensa es como la fuerza vital, que llamamos prana, y que se manifiesta, entre otras formas como la respiración. Así que de una forma tangible, dentro de mí, Shiva es mi conciencia y Shakti mi respiración. No es casualidad que los yogis, desde tiempos ancestrales hayan experimentado con métodos que trabajan con la conciencia y la respiración. Ni tampoco es casualidad que, como Shiva y Shakti, vayan siempre de la mano.
En el yoga Terapéutico, buscamos el soma, el dulce néctar de la salud. La primera regla de una acción terapéutica es que nos hace sentir bien (en el caso de una lesión, acciones que eliminen o disminuyan el dolor). Y es por eso que las cualidades femeninas de escucha, sensibilidad, son tan importantes. Pero, en la mayoría de los casos, el cambio de patrones físicos (y mentales y emocionales) necesario para salir del dolor, no va a ocurrir sin el fuego. El fuego de la práctica regular; el fuego de las repeticiones constantes de una acción determinada; el fuego del calor que generamos en nuestros músculos que hace que las cadenas musculares y de fascia se moldeen poco a poco como la arcilla.
En Anusara yoga trabajamos de forma terapéutica principalmente usando los Principios Universales de AlineamientoTM, los mismos que utilizamos para la práctica de yoga. No hay ninguna diferencia. Pero cuando en tu cuerpo (o en el de otros) existe una lesión, no hay gran margen de error en el alineamiento. El dolor está ahí para hacerte más consciente y la respiración para crear más espacio. Personalmente, cuando he sufrido alguna lesión o limitación (y me refiero también a lo emocional), a veces en el momento lo he percibido como un retroceso (después de trabajar duro para conseguir llevar a cabo ciertas asanas avanzadas de repente no puedes hacer ni la mayoría de las asanas básicas). Con el paso del tiempo, sin excepción, siempre he visto como el trabajo más atento, más lento, la precisión que trae la consciencia y el movimiento pránico que trae la respiración, me han llevado a un nuevo lugar en mi práctica a través de un profundo aprendizaje.
Si en estos momentos tienes una lesión, una limitación, si no te sientes bien, haz de tu práctica tu aliada, dedícale incluso más tiempo!. Y no hace falta esperar a tener una lesión para que tu yoga sea terapéutico. Trae plena conciencia a cada movimiento, a cada acción. Que nada sea mecánico o sin atención. Contempla tu práctica de yoga en general, y de asana en particular. ¿Dónde está el fuego? ¿Dónde está el néctar? ¿Cómo se relacionan? ¿Y la conciencia? ¿Y la respiración? Prepárate para un nuevo nivel de experiencia.