Yoga y Tantra: refinando tu experiencia

Yoga y Tantra: refinando tu experiencia

«El Universo está lleno de cosas mágicas esperando a que tus sentidos se refinen para percibirlas»

Escuché esta frase de Douglas Brooks hace más de 15 años y mi visión del yoga cambió por completo. La Filosofía Tántrica me llevaba de vuelta a mi casa. A un lugar donde sentía ya había estado. A un mundo de enseñanzas donde ser un yogi no implica renunciar a los sentidos y al mundo que percibimos a través de ellos. Donde la disciplina de las prácticas (en eso esta tradición no se diferencia en absoluto de las otras), nos lleva a ser cada vez más capaces de experimentar el mundo: con más profundidad, con más deleite, con más intensidad.

He vuelto a escucharla esta semana en mi curso de estudios avanzados de Shaiva Tantra con Paul Muller-Ortega,  recordándome lo afortunada que soy de ser parte de un linaje de seres que ven el mundo como la encarnación de la inteligencia suprema que llamamos Shakti.

Cuando hablo de TRANSFORMACIÓN (para mí una de las claves de nuestra practica), me refiero a eso. A ir limando asperezas, limpiando capas, refinando capacidades para que nuestra percepción cambie, se agudize, se haga más y más sutil. Tan simple. Tan complejo. Como casi todo paradójico.

Cuando estudiaba y trabajaba en el Departamento de Ingeniería Medioambiental de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, comenzó a hablarse de ciertos productos tóxicos en el agua potable que podían suplantar a nuestras hormonas creando importantes problemas para la salud. Aunque el tema era nuevo, las sustancias no lo eran. Siempre habían estado ahí. Lo único que había cambiado era la capacidad de detección de los nuevos aparatos que permitían medir concentraciones mucho más bajas y por tanto detectar esos compuestos por primera vez. La invitación del Tantra es a refinar nuestra capacidad de detección. Las infinitas posibilidades que el Universo nos ofrece están SIEMPRE ahí. Pero sólo vamos a experimentar aquellas que nos permita nuestro nivel de conciencia y de refinamiento.

No sé tú, pero yo no me conformo con experimentar el Universo de la forma más superficial. Y es por eso que practico yoga, en las múltiples formas en que aparece. El objetivo de la práctica: refinar tus órganos sensoriales, refinar las capacidades de la mente, refinar los métodos de entendimiento. Convertirte en un ser humano más pleno, más refinado, más capaz de detectar la chispa de la consciencia que enciende cada experiencia, cada objeto, cada pensamiento, cada interacción. Y capaz de sentir cada vez con más claridad la esencia de amor que pulsa en cada momento.

Honrando el pasado. Creando el futuro

Honrando el pasado. Creando el futuro

Hace unas semanas, durante varias noches de insomnio por el jetlag al regreso de California, disfruté de un tiempo precioso de contemplación sobre lo que ha traído este año y sobre hacia donde quiero apuntar mis flechas en el 2018.

Personalmente, después del accidente y las lesiones que tuve el año anterior, éste ha sido un año de recuperación, de sanación profunda, de crecimiento y transformación y de inmenso aprendizaje. He sentido en mi propio ser como el yoga ayuda a que las heridas se transformen en sabiduría, el dolor en compasión; que la felicidad es un proceso y no un estado final; que la vida a veces parece una broma de mal gusto, pero que es mejor reírse, y que las situaciones más complicadas te llevan a encontrar hermosos tesoros escondidos dentro de  tí. Mi tema para el 2017, Transmutación, ha estado siempre presente.

A principios de febrero, unas semanas después de levantarme de la cama, mi perra Ananda y yo nos embarcamos en el viaje de vuelta a Marruecos para enseñar una Formación de Profesores que había tenido que suspender dos veces. Sincrónicamente, un taller de sanación que deseaba tomar, tenia lugar en Vejer de la Frontera, justo el día que pensaba pasar por allí. Una parada en el camino para limpiar y empezar una nueva etapa después de haber visitado el inframundo durante unos de los más difíciles meses de mi vida.

La Formación en Marruecos fue todo un reto, físico y mental, muy limitada en mi práctica de asana, con las piernas débiles y una sala de yoga en un cuarto piso. Tambien fue muy enriquecedora a nivel emocional. En el grupo, formado por yogis de distintos lugares del mundo, se creó una verdadera sensación de kula, de comunidad, y fue muy alentador recibir comentarios de como había sido una inspiración enseñar yoga desde el corazón más que desde el cuerpo.

Al recordar estos momentos, tengo la sensación de que han ocurrido hace años. Pero fue sólo hace 10 meses. El tiempo es tan relativo y está tan relacionado con la intensidad con la que se vive.

Este año ha pasado muy rápido pero con cierta dosis de eternidad. He pasado tiempo junto al mar. He viajado enseñando a varios lugares, entre ellos San Sebastian donde me siento en casa con la maravillosa kula del Norte. Me he reencontrado con la comunidad de Anusara yoga en Samavesha, donde fue muy emocionate enseñar ante 100 personas. He cultivado amistades muy especiales.  Ha habido momentos de gran frustración por no poder hacer todo lo que quería con mi cuerpo. Me he maravillado ante su capacidad sanadora y regeneradora, y he aprendido a crear una nueva relación con él y con mi práctica de yoga. He visto como dos perros atacaban a Ananda y he pasado días y noches cuidándole.

Entre los aspectos más destacados de este año están mis estudios con Paul Muller-Ortega, un gran maestro, los retiros de silencio en el desierto y las nuevas prácticas poderosas, mantras y mudras que he aprendido. Por muchas razones, California se ha convertido en uno de mis hogares en este planeta. Los estudiantes que me han acompañado en distintos cursos y retiros han conquistado mi corazón. He recorrido lugares sagrados ancestrales y mágicos en Avalon con mi querida Sianna Sherman. He profundizado en mis estudios de Rasa Yoga con ella. 

He visitado y revisitado lugares internos de dolor para sanarlos. He visto atardeceres sobre mares y océanos de diferentes continentes. He participado en la Certificación del Foundation Training, un sistema de alineamiento muy inteligente del que me oireis hablar más y con el que espero ayudar a mucha gente. He visto montañas arder como si fueran volcanes y me he sentido sofocada por el humo. He agradecido el poder respirar aire puro y ver el cielo. He surfeado de nuevo en la Bay, aunque las olas fueran pequeñitas. Me he instalado en Madrid con Ananda y la vida me ha vuelto a regalar vistas al atardecer desde mi casa. He pasado mucho tiempo con mi familia y he visto lo que parecía imposible: mi madre enamorada de mi perra. He recibido terapias sanadoras. He comenzado mi primera Formación Avanzada de Profesores de 300 horas con un grupo de yogis muy dedicados y con invitados muy especiales. . … wow…. Podría seguir y seguir.

Lo que no he hecho últimamente es escribir en mi blog y estar muy activa en los medios sociales. Y esa es una de mis intenciones para el próximo año. ¡¡¡Que dilema!!! Cuanto más plenamente vivo menos tiempo tengo para mi móvil y mi ordenador. Pero así son los tiempos en que vivimos. Hay que participar de la realidad «real» y de la virtual, que nos mantiene conectados sin importar el tiempo y el espacio.

De hecho hay algo que tengo pendiente. Este año he celebrado un cumpleaños muy especial. Medio siglo dando vueltas al Sol sobre este maravilloso planeta. Recibí un montón de felicitaciones en Instagram y Facebook, y no pude agradecer todo el cariño. Esa misma noche cogi un avion hacia California para ir a un retiro de silencio, en el que comencé este nuevo ciclo en mi vida. Así que casi con dos meses de retraso y, como dice mi amigo Mele, desde el club de los Gran Reserva… Muchas gracias por las felicitaciones. Yo voy a seguir celebrándolo durante todo el año.

2017 ha sido un año de intensidad. El mundo parece atacado de una locura imparable. La Tierra se rebela, grita, llora, arde, se convulsiona. ¿Qué le estamos haciendo? No podemos no escuchar a la Pachamama por más tiempo.  Hemos perdido el control de toda una civilización cuyos sistemas sociales, políticos, económicos y culturales están en profunda crisis. El avance tecnológico ocurre a tal velocidad que no da tiempo a ponerse al día. La sensación es a veces escalofriante. No sé si te pasa a tí tambien pero, muchas veces, yo me siento tan pequeña ante tal intensidad y cambio vertiginoso. A la vez, voy aprendiendo a vivir en paz en un mundo tan turbulento. La sensación es parecida a a la de surfear en el mar. Una mezcla de miedo, excitación y placer; de humildad ante el poder de la naturaleza, la grandeza de la vida; de gratitud por formar parte de todo ello.

Dentro de esta vorágine, los seres humanos estamos embarcados en un proceso de transformación mayúsculo, de dimensiones gigantes. Nunca ha habido un tiempo en la historia donde todas las tradiciones esotéricas del mundo hayan puesto sus enseñanzas al servicio de la humanidad. La era de la comunicación hace posible que podamos acceder a aquellas enseñanzas que más resuenan en nuestro corazón. ¡Hay tanta sabiduría al alcance de todos! Pero si queremos crear verdadera transformación esto no es suficiente. Necesitamos de una visión clara y un gran compromiso.  Ahora es el momento y no hay tiempo que perder.

¿Qué es lo que haces cada día para sanar, para crecer?

¿Qué pasos puedes dar para crear la vida que quieres vivir y el mundo que quieres ver?

En este ultimo día del año  te invito a dedicar un tiempo ritual para reflexionar sobre lo que ha sido este año para tí; los éxitos y los fracasos; los momentos de felicidad y los momentos difíciles. Y tambien a crear intenciones claras para ver transformaciones reales en el 2018, en tu vida y tambien en el mundo. Si quieres un ejemplo de ritual que puedes seguir puedes encontrarlo en un blog de hace unos años AQUI

Me despido con el deseo de que podamos vivir todo desde el amor. El amor a tí mismo. El amor a los seres que te rodean. El amor a lo que haces. El amor a la Pachamama. Y desde ahí manifestar nuestros sueños con trabajo, dedicación e ilusión. Yo iré compartiendo los míos contigo. Ya en el 2018.

¡Feliz Año Nuevo!

 

El poder de TUS palabras

El poder de TUS palabras

El Sol está en Géminis, uno de los signos de aire que gobierna las palabras y la comunicación. Géminis está tambien relacionado con el arquetipo de la musa y todas las formas en que la inspiración llega a nuestras vidas y en las que conectamos con el río abundante de la creatividad. Pero hoy me quiero enfocar en la comunicación, otro rio caudaloso en estos tiempos.

En el reciente encuentro de Anusara yoga, Samavesha 2017, ha sido fascinante disfrutar de la diversidad de voces y de todas las formas diferentes en que las enseñanzas se viven y se expresan. Compartir en comunidad es muy hermoso, y al mismo tiempo, soy totalmente consciente de que unos de nuestros retos más grandes son la comunidad y la comunicación. Que dificil es tantas veces expresar tu verdad.  Escuchar la verdad de otros. Entender y ser entendido. Todo un reto.  Por si fuera poco, vivimos en el tiempo de la comunidad global. La comunidad de las redes sociales. Es un tema que me intriga y he estado contemplando las dinámicas de comunicación en este territorio y cómo, en mi parecer, reflejan y magnifican muy claramente lo que podríamos llamar “la sombra de la comunicación”.

Las palabras son poderosas. En yoga existe el concepto de Matrika Shakti. Literalmente “el poder de las letras”. A las letras, en el alfabeto sánscrito se les llama Matrikas, pequeñas madres, porque dan luz a las palabras, que a su vez, dan origen a la expression verbal o escrita.

Las palabras están cargadas de Shakti, energía generadora. Seamos o no conscientes de ello.  Sirven para enseñar y para aprender. Para inspirar a otros. Para tocar corazones. Para animar y llenar de poder. Para deleitar. Pero tambien pueden servir para herir. Para hacer de menos. Para controlar. Para manipular la verdad. Para engañar. Para traicionar un secreto. Para hundir a una persona

Hace años, la mayoría de la información que se compartía era contrastada y verificada. No era muy normal que comunicaciones privadas se hicieran públicas. En el mundo de la comunicación virtual, es fácil decir lo que quieras de quien quieras cuando quieras. Incluso compartir conversaciones privadas que de un modo u otro quedan siempre registradas. Tenemos acceso a miles de personas y podemos hacerlo sentados solos frente a un ordenador. O en un tren mirando la pantalla del iPhone. Las redes sociales nos ponen a todos en un espacio de gran vulnerabilidad. Dicen que si una mentira se dice varias veces se transforma en verdad. Alguien publica algo en Internet y de repente un montón de personas que salen de no se sabe donde lo “comparten”.  Y además añaden su opinion, sin ningun tipo de contemplación, muchas veces sin conocer en profundidad los hechos o intenciones detrás de ellos. Si, es como en los “reality shows” solo que no te pagan para que te hagan pedazos.

El modo en que nos comunicamos dice mucho sobre nosotros. In Psicología se habla sobre la sombra: todas las partes de uno mismo que están oculas, inatendidas, pero que por eso mismo, controlan el espectáculo de nuestras vidas. Nuestras reacciones inconscientes se originan allí y tambien lo hacen nuestra forma de hablar y comunicarnos  cuando viene desde un lugar de reacción. Nuestras opiniones muchas veces surgen como disparadas desde lo profundo de nuestra propia sombra. 

 

Esa mayor exposición y alcance de nuestra palabras, es una gran llamada a ser consciente del poder y la energía que contiene. Te invito a que tomes un tiempo para contemplar las siguientes preguntas: 

  • ¿Eres consciente de tus patrones de comunicación?  

 

  • ¿Te comunicas desde la reactividad? 

 

 

 

  • ¿Estarías dispuesto a observar esos patrones y a intentar cambiar lo que no sirve? 
  • ¿Te gustaría comunicarte desde el corazón y siempre pensando primero en el bien mayor? 

Las enseñanzas de la psicología, del yoga y de otras tradiciones orientales, pueden iluminar este tema y ayudarnos a culitvar formas de comunicación más sanas.  De hecho podemos hacer de nuestra comunicación una práctica de yoga. ¡Y es una práctica diaria! No voy a decir que sea fácil pero hay algunos pasos simples que podemos seguir. 

  1. Un aspecto crucial es el trabajo con la sombra. Una forma de observarla es ver cuales son los comportamientos y comentarios que te disparan, que te hacen perder el control.  No necesariamente de una forma externa, pero si que te hacen sentir muy incómodo o agitado.  Pregúntate por qué algo te hace sentir tan molesto sin poner la causa en la persona, acción o comentario, sinó en tí mismo. De esta forma traemos a la luz experiencias pasadas o patrones inconscientes y los hacemos visibles, para que dejen de controlarnos desde su escondite. Cuando los conoces, notas cuando aparecen y ya no hay reactividad.
  2. Toma tiempo cada día para volver la atención hacia adentro. Nada nuevo bajo el sol aquí. Las práctica de meditación, de contemplación. Hace unos días estudiaba los Shiva Sutras con Carlos Pomeda. Su enseñanza principal es que los seres humanos nos perdemos constantemente en la extroversión de nuestras vidas y eso produce falta de claridad y sufrimiento. EL antídoto: dedicarnos un tiempo para traer la atención más cerca del Ser. Si nos establecemos en ese lugar, y aprendemos tambien a comunicarnos desde ahí, la comunicación ocurre, no desde la reactividad, sino desde la compassion. Poco a poco, el movimiento exterior nos afecta a un nivel menos profundo, por ejemplo lo que digan los demás … aunque hablen sobre nosotros.
  3. Las Cuatro Puertas del Habla. Si todo esto te resulta aún un poco abstracto, hay una practica muy concreta que puedes comenzar a utilizar en tu próxima conversación.  

 

PRÁCTICA: Las Cuatro Puertas del Habla

Estas práctica, de origen sufí, se alinea también con las enseñanzas Budistas sobre comunicación. Sólo deberíamos comunicar aquello que pueda pasar con un SI por las siguientes «puertas»:

  • ¿Es verdadero?

  • ¿Es necesario? ¿Es el momento apropiado?

  • ¿Es para el bien mayor?

  • ¿Es la forma más amable de decirlo? 

Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es NO, deberías encontrar otro momento, otra forma o quizá no decirlo.

 

 

Espero tus comentarios sobre este tema que me resulta tan interesante, y sobre el efecto de estas prácticas en tu comunicación con los demás.

Conecta con tu interior y expresa tu verdad sin miedo, desde el corazón.

 

NAMASTE

Guerreros, pavos reales y transmutación

Guerreros, pavos reales y transmutación

Estamos en el mes de Aries que representa el arquetipo del guerrero y de la guerrera. Es la energía ardiente capaz de iniciar, de crear movimiento a través de la inercia, de luchar contra la injusticia. Energía iniciadora de transformación. Y aunque estamos a punto de transitar hacia Tauro, aún llego a tiempo de contar una historia que siempre me ha inspirado.  Es una historia de guerreros, de pavos reales y de transmutación. Y me parece aún más apropiada hoy, al leer las noticias terribles de las guerras en nombre del poder mal enfocado y del control. Hay una necesidad imperiosa de que, como yogis, nos comprometamos aún más con nuestras prácticas, en la esterilla y fuera de ella;  de que conectemos con la valentía para luchar en nuestras batallas, tanto externas, en forma de fiel compromiso con nuestros valores, como internas. Las batallas internas de sanación profunda; las batallas internas por una vida en la que triunfa el amor.

Érase una vez, un demonio con mil ojos llamado Tarakasura. A través de sus austeridades, obtuvo la bendición por parte del dios creador Brahmma, de que solo podría morir a manos de un hijo de Shiva. Shiva era bien conocido por su asceticism feroz. Después de la trágica muerte de su amada Sati, que se inmoló en el fuego ceremonial organizado por su padre al sentirse deshonrada por él (por su padre), nadie apostaba por una nueva boda. Taraka lo sabía y se sentía poderoso e indestructible, aterrorizando los tres mundos, incluido el Cielo de los Dioses.

Los Dioses invocaron fervientemente a la Maha Devi (la Shakti, el Gran Poder Femenino) con rituals, oraciones, mantras y ceremonias, para que se encarnara como una Diosa con el objetivo de ganar de nuevo el corazón de Shiva. Se encarnó como Parvati, la hija de la montaña y, depues de una larga historia, que algunos me habeis oído contar muchas veces, se casó con Shiva.

Los Dioses están contentos. Ahora Shiva puede tener un hijo. Pero los encuentros amorosos entre Shiva y Shakti son tan intensos y la semilla de su amor tan ardiente que nadie puede contenerla. Ni siquiera Parvati, que le da esta semilla a su hermana Svaha, esposa de Agni, Dios del Fuego. Incluso a pesar de su naturaleza de fuego y calor,  tampoco puede aguantarla por mucho tiempo. La coloca en las aguas heladas de la Diosa Ganga. Esta a su vez se la pasa a la Diosa del Bosque Aranyani, que planta la semilla en el suelo fértil del bosque.  Y así, contagiado de todas estas energías, que simbolizan los diferentes caminos de transformación del yoga, nace un hermoso niño con seis cabezas. Vishnu les pide a las Diosas de las estrellas, las Krittika, que amamanten al niño, que toma así seis formas independientes. Cuando su madre, Parvati, viene a por él, con un abrazo,  funde a las seis criaturas en una sola de nuevo.

Su nombre es Kartikeya, conocido también como Skanda o Murugan. Se convierte en el Señor de la Guerra y en el mejor guerrero  porque ese era su dharma. En el Skanda Purana se le describe como valiente e inteligente, un gran devoto de Shiva, su padre, y con el carisma de un líder, que guiará a Dioses y humanos en la batalla para vencer a Taraka, que con sus 1000 ojos representa las miles de formas en que distorsionamos la realidad de lo que somos en esencia, de lo que nos ocurre, de nuestra experiencia.

Cuando, despues de una larga batalla, finalmente aniquila tan horrible bestia, pensó, «¿cómo puedo crear algo hermoso de este desastre?».  Y así fue que transformó los mil ojos de Taraka en las plumas del pavo real. Y lo tomó como su vahana, su vehículo de Consciencia, como un símbolo de transmutación, de lo que es possible hacer con la más fea de nuestras experiencias.

Hay una historia similar en la Mitología griega en al que la Diosa Hera crea el pavo real desde Argus, un gigante de cien ojos. Desde entonces la cola del pavo real simboliza “los ojos de las estrellas” y la sabiduría de la visión.

Una forma tan bonita de expresar la sabiduría ancestral. El poder del yogi, el que surge de la union sagrada de Shiva y Shakti, de tu Ser interior y tus acciones externas, es el poder de transmutar las experiencias en algo hermoso;  el permitir que la creatividad fluya desde tu campo de batalla interior; el poder de transformar la tristeza en esperanza, la ira en aceptación, el miedo en amor, las limitaciones en sabiduría.

A mí esta historia me ha inspirado en muchos momentos a crear, a cantar, a pintar… o a escribir.  Y tú?  ¿En qué transformas tus demonios?

¿Donde estás llamado en este momento a iniciar la lucha?

¿De qué formas eres un líder en tu comunidad? ¿Si aún no lo eres, dónde sientes la llamada a serlo en servicio a los demás?

¿Cómo  transformas los restos de tus batallas interiores en belleza y la sabiduría? 

Transformando el veneno en néctar

Transformando el veneno en néctar

¿Hay una práctica yógica más transformadora que el mantra?  Mantra es un instrumento energético que trabaja en los lugares sutiles de tu ser. Es el poder de la Shakti, la energía creativa del Universo, su vibración, creando formas sónicas en tu interior, disolviendo limitaciones, haciendo nacer nuevas estructuras, transmutando el puro centro de tu ser a todos los niveles desde lo físico hasta lo más sutil y espiritual.

En India, la noche de Mahashivaratri es tiempo de ayuno, de meditación, de cantos. Es un tiempo dedicado completamente a la Consciencia en su forma sin forma como Shiva, La Realidad Última. Es noche de mantras. Dicen que, los efectos de la repetición del mantra Om Namah Shivaya, de disolver obstáculos, de limpiar patrones kármicos, de manifestar tus deseos más profundos del corazón, de expandir la conciencia, de recordar nuestra naturaleza esencial de presencia y dicha, se multiplican por mil. Se considera que, en este momento del año, hay una energía especial que propicia la conexión espiritual y para sintonizar con esa corriente de energía hay que estar despierto, con la columna vertebral erguida,. Acercándonos a una de las noches más mágicas y poderosas del año, verdaderamente una noche de transmutación, me gustaría invitarte a que, aunque no observes una noche entera de vigilia, tomes un tiempo para tí, para ir hacia adentro y repetir el Maha mantra.

Es interesante que ésta que es, probablemente, la fiesta espiritual más importante en India, sea una celebración de la oscuridad, justo la noche antes de que la luna desaparezca completamente. No es extraño si pensamos que Shiva, como figura mitológica, siempre abraza lo oscuro, lo apartado, lo marginal, enseñándonos que todo aquello que Jung llamaría «la sombra» son lugares de nuestro ser donde encontramos nuestro verdadero poder. Siempre que sepamos como hacer la transformación, claro. En la hermosa y extensa historia mitológica en la que los Devas (los Dioses) junto a los Asuras (los demonios) tienen que revolver el Océano de Leche, una metáfora de la práctica de yoga, y después de que el Océano de Leche les ofrezca múltiples regalos como brillantes piedras preciosas y tesoros varios, hay un momento en el que, desde el fondo del Océano, emerge el veneno más tóxico que existe.

Tras unos primeros momentos de pánico, al darse cuenta de que toda la vida en el Universo podría desaparecer, todos de acuerdo, deciden llamar a Shiva. Él aparece calmado y centrado como siempre. Coge el veneno, se lo traga y lo recoge en su garganta. Ni se siente intimidado ni permite que la toxicidad entre profundamente en su cuerpo. Lo sujeta en la garganta que se vuelve de color azul. De ahí le viene el nombre de Nilakantha «el de la garganta azul», el mismo color del Visudhi chakra. El chakra del habla, del lenguaje, de la comunicación. El puente entre la mente y el corazón. El lugar de la vibración, del sonido. El lugar del mantra.

Una gran enseñanza Tántrica la de esta historia. Shiva no rechaza el veneno, ni lo oculta en algun lugar lejano,  sino que lo transforma en el poder sónico del mantra, en vibración, en pulsación.  Toma del veneno su esencia, que no es otra que la suya propia y lo transmuta en energía.

Cualquiera que sea el veneno en tu vida en este momento (y estoy segura que no es uno sólo y algunos de ellos pueden ser verdaderamente tóxicos), tómalo, acéptalo, abrázalo y durante esta noche mágica repite el mantra.

Puedes recitar el mantra en alto. Puedes repetirlo internamente sintiendo el sonido silenciado vibrando en tu interior. Puedes cantarlo.  En soledad o en compañía. De cualquier forma permite que el mantra y tu corazón se fundan en uno. Siente su poder senador multiplicado por mil durante Maha Shivaratri. Y sobre todo, como instruye mi maestra Sally Kempton, repítelo con la convicción de que «el mantra no es otra cosa que la Suprema Consciencia que impregna el Universo y no es otra cosa que tu propio ser». Como el veneno. Veneno que con el remover (la repetición del mantra) del Oceáno de leche (tu corazón) se irá  poco a poco transformando en néctar.

La alquimia de la creatividad

La alquimia de la creatividad

Mientras me preparo para la Formación de Profesores de Anusara yoga en Marruecos, un curso que por múltiples razones es muy especial para mí y que comienza mañana, invoco la energía de uno de mis arquetipos más queridos y cercanos: la Diosa Saraswati, el poder entre otras cosas del lenguaje y de la comunicación. También la sagrada energía del mantra. Y, justo en estos días en que se acaba de celebrar Saraswati puja, y conectando con mi tema de este año Transmutación, quiero escribir sobre la creatividad, sobre la inspiración, sobre el arte y todas las formas en que los seres humanos nos expresamos creativamente para transformar nuestra experiencia.

Saraswati es la Diosa del lenguaje, de la expresión artística en todas sus formas, de los maestros, de los estudiantes, del refinamiento. A lo largo de mis años como yogini he mantenido una estrecha relación con ella. De hecho, esta relación ha existido durante toda mi vida, ya que siempre he sido una empollona, pero en mis épocas pre-yoga no sabía que los apasionados del estudio canalizamos la energía de esta bella deidad hindú. Cosas del destino, que a pesar de que Kali, Durga o Laksmi me han tenido muy ocupada, es ella la que ocupa el lugar más privilegiado en mi altar. Entre 2003 y 2004 pasé casi un año entero en India. Aparte de otras muchas cosas, uno de mis objetivos era encontrar un murti (una representación física normalmente en metal, piedra o madera de una deidad). Lo quería grande, de exquisita terminación y preferentemente de Shiva Nataraja. Shiva en la forma del Señor de la Danza, es otro arquetipo muy significativo en mi vida espiritual a través de varios linajes. No sólo eso, sinó que una de mis visitas a su templo en Chidambaran, dedicado al elemento del espacio o akasha y con un nombre tan sugerente como «Envuelto o arropado en Consciencia»  literalmente me salvó la vida. (Aquí hay otra historia que escribiré algún día pero por ahora seguimos con el murti). Fué allí donde encontré el Nataraja de mis sueños pero por alguna extraña razón, de esas que sólo ocurren en India, no era posible mandarlo a España desde allí. Nunca llegué a saber realmente por qué.

Viajé a través de India durante meses y sólo el último mes, en la ciudad de Pushkar en Rajhastan, encontré una tienda que era más bien la cueva de los tesoros, llena de preciosas esculturas, cargadas de energía. Allí estaba el Nataraja más hermoso que había visto en mi vida. Lo reservé feliz y volví a por él una semana después de un mágico viaje por el desierto. Al entrar de nuevo en la tienda sentí una presencia intensa, intensísima, a mi derecha. Tan intensa que me volví a mirar. Y allí estaba ella. Hermosa, radiante, llena de Shakti. No podía apartar mis ojos de esa figura. Era Saraswati, claro. Tuve que elegir porque no tenía dinero para los dos mutis y fue ella la que viajó a España.

Despues de ese viaje a India me fuí a vivir a Barcelona donde empecé a dar clases de yoga. Era mi regreso a España después de  casi 8 años de ausencia. Mii primera clase de yoga fue el 5 de febrero de 2005, el día que se celebraba Saraswati puja. Desde entonces lo celebro cada año. También siento que cada vez que doy una clase es ella que se expresa a través de mí.

Volviendo a la transmutación, Saraswati evoca la energía de la musa. Es la inspiración pura. Es la energía creativa del Universo y todas las formas hermosas en que se manifiesta a través de nosotros. Saraswati representa las capacidades humanas de crear belleza.  Muy diferente de casi todas las demás diosas del panteón hindú que están muy conectadas con la naturaleza, ella representa el refinamiento del lenguaje, todo lo que nos hace plenamente humanos, la capacidad de pensamiento abstracto, la posibilidad de evocar sentimientos a través de la poesía, de tocar el corazón a través de la música.

Además de refinada, esa energía creativa, generadora de belleza, a través de las palabras, de los sonidos. de los colores, de las imágenes, es profundamente transformadora. En un curso de escritura de mi amiga Susanna Harwood-Rubin, contemplábamos cuales eran las rasas (sentimientos, sabores de la existencia) desde las que escribíamos con más frecuencia. Observé que a mí me gusta escribir desde experiencias de éxtasis y conexión profunda, pero también muchas veces desde la tristeza, el dolor, y a veces desde la ira y la frustración. Inspirarme en experiencias que son difíciles y transformarlas en palabras, encontrar la conexión de lo que siento, de lo que me pasa con historias, con enseñanzas, es un proceso alquímico en el que los sentimientos se transmutan, y las experiencias cobran nuevo sentido. El poder alquímico del arte existe tanto para el artista como para los que disfrutan de la obra de arte. Por ejemplo el Guernica de Picasso. A través de la inspiración y de su maestría, fue capaz de transformar una experiencia horrenda, en una obra de arte, llena de símbolos y también de sentimientos, que nos hace vivir los horrores de la guerra, pero nos recuerda a la vez la capacidad del ser humano de crear belleza a partir de cualquier situación.

Este año siento a Saraswati muy presente. Escribir, crear, como una forma de transformar; nuevos proyectos creativos que surgen en mi interior como burbujas y que deseo de corazón tener la constancia y el buen hacer para que lleguen a nacer. Y entre tanto me ha dado por pintar plumas, como para transformar la pesadez del mundo en ligereza.

¿Qué sensaciones o experiencias despiertan tu creatividad?

¿Hay alguna experiencia en este momento que te gustaría transformar a través de la  expresión artística?

El toque sutil del espíritu

El toque sutil del espíritu

Este es un año de símbolos y herramientas sagradas. Aparecen cargadas de propósitos y significados. En diciembre me salió esta carta en una lectura (del Oráculo de las 13 Lunas de Ariel Spillsbury)

La Herramienta Sagrada de la Pluma de Pavo Real – TRANSMUTAR

La pluma de pavo real ha sido un símbolo en mi camino como profesora de yoga. Recibí una como regalo al terminar mi primer Formación de Profesores de mi maestra Sianna Sherman, hace muchos años. Aquellos años en los Estados Unidos fueron algunos de los años más transformadores de mi vida y esa pluma siempre ha estado en mi puja como un recuerdo del poder de las enseñanzas, del poder de la transmisión y del poder de la hermosa comunidad en la que crecí como yogi y como profesora de yoga. Así que sonreí cuando ví aparecer en mi vida una nueva pluma de pavo real y además unida a  la palabra «transmutar».

En la última entrada de blog hablaba sobre transmutación: un cambio de forma, apariencia, estructura o naturaleza. Un cambio radical. Un cambio que requiere o de tremenda energía o de una gran cantidad de tiempo, como la energía implicada en una reacción nuclear o el tiempo necesario para que se produza un cambio en una cadena de ADN. Desde la perspectiva del yoga y del Tantra, cuando pensamos en transformación radical, aparecen dos posibilidades, opuestas y complementarias.

Por un lado está el concepto de tapas, la enorme cantidad de energía que necesitamos generar a través de la práctica y la disciplina para cambiar los patrones internos de la mente y los patrones externos del cuerpo. Tapas implica esfuerzo, pero también constancia, dedicación sostenida en el tiempo, enfoque mental, intención clara.

Carta del Oráculo de las 13 Lunas de Ariel Spilsbury

Carta del Oráculo de las 13 Lunas de Ariel Spilsbury

Por otro lado, está el proceso llamado darshan en la tradición Hindú. Por ejemplo, un ser espiritualmente avanzado, a través de pura transmisión, puede producir un cambio alquímico de estructura en tu ser. No necesariamente tiene que ser una persona, Puede ser una enseñanza leída en un libro, un momento de profunda conexión con la naturaleza, una experiencia vital. Una caricia sobre nuestra consciencia, como el toque sutil de una pluma, puede producir un cambio radical de visión,  y ese es el más radical de los cambios. (En ocasiones esto ocurre literalmente y el maestro toca al discípulo en la coronilla con una pluma de pavo real como forma de transmisión )

En cierto modo, esta polaridad en los procesos de transmutación me devuelve a la idea de que para que las prácticas sean sostenibles en el tiempo tienen que contar con dos elementos: el fuego (agni) y el néctar (soma). La intensidad de nuestro esfuerzo, esa energía de la práctica que con el poder de nuestra intención es capaz de destruir y crear Universos, y el toque ligero de la Gracia. Un soplo, una brisa con una energía tan refinada, tan elevada, tan despierta, tan precisa, que es capaz de producir los cambios más transformadores. El toque ligero del espíritu, que de forma sutil, y no por eso menos intensa y radical, genera un movimiento de aceleración, de maduración.

Te dejo con una contemplación:

¿Dónde o cuándo en tu vida has sentido el toque sutil del espíritu acelerando los procesos de cambio en tu interior o en tu vida más externa?

¿Qué sientes al ser suavemente empujado hacia el vortex de la transmutación?

Me encantaría que compartas tu experiencia…

2017 Transmutación

2017 Transmutación

Me encanta la práctica de crear un tema para cada año a su comienzo. Me proporciona enfoque y significado en cada paso que doy; me ofrece dirección cuando me disperso en el ajetreo diario; me hace regresar a casa cuando pierdo el Norte. Este año, el tema surge de lo más hondo de mi ser, de la desnudez de la oscuridad, de mucho tiempo de contemplación y como un regalo de todas las experiencias que he vivido y estoy viviendo, externa e internamente. La idea aparecía constantemente y fue confirmada en una lectura usando el Oráculo de las 13 Lunas de Ariel Spilsbury, que además me reveló un símbolo, que entre otras muchas cosas es un símbolo de belleza.  Hoy me quiero centrar en el concepto de

Transmutación

 

transmutar

Cambio de forma, naturaleza o sustancia; cambiar algo completamente, especialmente a algo diferente y mejor

transmutación

  • La acción de cambiar o el resultado de cambiar a otra forma
    • 1Física El cambio de un elemento a otro, naturalmente of por reacción nuclear
    • 2Historia Biológica La conversion o transformación de una especie en otra
    • 3El proceso alquímico de transformar metales en oro.
  • Metamorfosis

 

Experimentamos regularmente los ritmos dinámicos de la Naturaleza. La mayoría de las tradiciones espirituales nos enseñan a aceptar que lo único permanente en esta vida es el cambio. Estamos cambiando constantemente. Pero el concepto de transmutación no se refiere a cambios menores o a los cambios que percibimos continuamente, sino a transformaciones radicales: la transformación de un elemento químico en otro, que supone la alteración de su núcleo esencial;  la transformación de plomo en oro, uno de los sueños de los alquimistas; la transformación de una especie hasta que tiene rasgos tan característicos y diferentes de la original que se puede considerar otra especie.

Inmersa durante varios meses en un capullo de transformación siento ese proceso de cambio profundo y radical que va ocurriendo, no de una forma lineal y lógica, sinó como a borbotones, dando lugar a alguien, de muchas formas, nuevo. A la vez, todos vivimos en un mundo que atraviesa bruscos cambios, grandes reajustes que ocurren a nivel geológico, a nivel biológico, a nivel económico, social y político. Estamos siendo testigos del colapso de viejas estructuras e imperios, de una verdadera crisis de crecimiento, como si las hormonas de la Tierra y de la humanidad se hubiesen disparado en una loca adolescencia.

Como arriba, así es abajo. Como dentro, así es afuera. Creo de verdad que la principal transformación en este momento es nuestra transformación interna. Lo sentimos en la psyche colectiva, gritando para que se sanen sus heridas. La gente busca antiguas enseñanzas y prácticas, se reune en círculos de hermandad, reclama el poder de lo femenino y de la Diosa, reclama el poder de lo masculino también. De la misma forma que vemos como los viejos paradigmas ya no sirven en nuestras sociedades, tampoco sirven nuestros obsoletos patrones mentales. Estamos en una misión individual y colectiva. No sé si estos son los mejores tiempos para vivir en este planeta, pero sin duda son tiempos interesantes para evolucionar y dejar una huella importante,

Estamos llamados como individuos, como sociedad y como especie a transmutar. ¡Lo que haces por tu evolución personal realmente importa y marca la diferencia!

Una de mis definiciones favoritas del yoga es como «tecnología de transformación». El yoga nos ofrece infinitas prácticas que permiten observar y cambiar patrones en nuestro cuerpo, en la respiración, y sobre todo en nuestra mente. Se afirma que, por la interconexión que existe  entre las distintas capas (koshas) de nuestro ser, incluso cambios a nivel del ADN son posibles cuando permitimos cambios radicales en las estructuras internas de nuestro Ser. Sin duda, el yoga puede ser y es un increíble aliado en el proceso de transmutación personal y colectiva. Si como yo sientes que se necesita una transformación radical empieza por lo más cercano. Empieza por tí. Cultiva los valores que quieres ver afuera y comprométete con ellos. Uno de los grandes descubrimientos a lo largo de estos años es que en el proceso de aprender a lidiar con mis resistencias personales a cambiar (nadie ha dicho que este objetivo sea fácil) siento mucha más compasión y empatía hacia la gente en el mundo que toma sus elecciones basada en el miedo y busca la protección de poderes externos que traen más y más control. Y este mundo necesita mucha compasión, empatía y amor hacia los que no tienen nuestra misma visión de las cosas.

Si no te gusta lo que ves, prueba a cambiar algo radicalmente en tu interior o en tu forma de vida. Mis deseos para un año de crecimiento, transmutación y metamorfosis para que cada uno de nosotros se transforme en su versión más hermosa y poderosa.

De la oscuridad a la luz

De la oscuridad a la luz

Me encanta este día del año: el Solsticio de invierno. El día que contiene la mayor promesa de luz. Este año ha sido para mí uno de muchas sombras y me he siento interiormente conectada de forma especial con esta celebración. Mi práctica ha sido, y es, conectar con esa promesa, que es también la promesa del yoga. Y no sólo eso, sino incluso aprender a celebrar la sombra, de igual forma que hoy celebramos la noche más larga del año.

En estos meses, he sentido la gran pulsación de luz y sombra; de resistir y de rendirme; de odiar y de saborear el proceso; de sentirme perdida y de estar enamorada del misterio de la vida. He vivido como hay momentos en los que esa pulsación se torna en olas gigantes que te arrastran hasta el fondo y sientes que podrías ahogarte. Mi vecino en Marruecos, un entrenador de surf, me dio una vez un consejo: «Cuando estés bajo el agua, cuenta los segundos. Te darás cuenta de que el tiempo no es tan largo como piensas». A veces me he sorprendido a mi misma contando mentalmente, y no precisamente debajo del agua.

El viaje al inframundo, como en el mito de Inanna, es real. Los son todos los miedos, las sensaciones, el dolor. Lo son todas las partes de tu ser que se te revelan. Dice Josep Soler en su libro «El viaje del Alma» que «despues del miedo ya no hay nada». Más bien hay un momento, en el que has pasado tanto tiempo con esos miedos, con tus partes oscuras y abandonadas que ya se hacen familiares, y tu percepción y tu juicio sobre ellas se transforma. Y comienzas a aceptarlas como parte de tí.

Y con la aceptación viene el regalo oculto en cada proceso, en cada reto. Algunos son muy obvios, como el regalo del tiempo. Otros son más sutiles y se tarda más tiempo en descubrirlos.

Gracias por todos ellos. Gracias por el flash de inspiración que se encuentra en un libro. Gracias por todas las formas de apoyo y ayuda. Gracias por las conversaciones iluminadoras a corazón abierto con esas personas tan especiales. Gracias por la sabiduría de queridos maestros que están ahí cuando más los necesitas. Gracias por la hermandad entre mujeres. Gracias por la chispa de la vida que aparece como energía cuando parece que ya no hay más.

Mi compromiso este Solsticio es honrar la oscuridad y transmutarla en nueva vida, con cada respiración, a cada paso, y celebrar la luz

Te invito a que dediques un tiempo hoy a honrar este portal en el tiempo, este punto cardinal del año que es el Solsticio de Invierno, honrando tus sombras y celebrando tu luz.

Para algunas ideas de como celebrar y conectar con la energía de este portal en el tiempo que es el Solsticio de Invierno puedes leer algunas de las entradas de años anteriores en los siguientes enlaces

¡Disuelve, imagina, crea! Un ritual para el Solsticio

Feliz Solsticio y un regalo de Navidad 

La Medicina de la Tierra

La Medicina de la Tierra

Me fascinan las piedras y los cristales. Este verano, mientras pasaba por una experiencia bastante crítica con una lesión muy seria en mi pierna derecha, prácticamente inmobilizada y en el medio de una gran tormenta emocional, decidí reunir todos mis aliados preparándome para el proceso que se avecinaba. Sin ninguna duda parte de esos aliados eran piedras y cristales, portadores de la medicina de la Tierra, tan necesaria en un momento de desconexión literal de mis raices, con una rotura del músculo y el tendon en el isquiotibial.

Cuando busco piedras, cristales y joyería siempre dejo que me guíe mi intuición. Si lo necesito, luego busco información sobre las piedras y veo si se corresponden con lo que necesito. Casi todo lo que llevo encima tiene un propósito y un significado. Para mí es la medicina de la Tierra.

Lesiones y enfermedades son momentos en los que se procesa cantidad de  material de la sombra. Pensé en negro. Piedra de lava. Inmediatamente me enamoré de dos pulseras de Mukhas que llevan esta piedra: Volcanic Lava y Eivissa. Lava volcánica es fuego transformado en tierra sólida. Justo lo que necesitaba. Fuego para las prácticas internas,  determinantes en los momentos difíciles y enraizamiento para reforzar mi conexión con la tierra, rota en este momento a través de una pierna. Además la lava es un material negro y poroso capaz de absorber las energías negativas y de ayudarte a trabajar con tu sombra.

La rudraksha siempre va conmigo. Mi compañera diaria de japa (recitación de mantras) me recuerda el lugar de quietud en el interior que llamamos Shiva. Cuenta el mito que la rudraksha surgió de la Tierra cuando Shiva derramaba lágrimas por la muerte de su amada Sati en la pira funeraria para defender su honor.  Las lágrimas transforman el dolor y la frustración en rendición, en entrega y ésta es el portal mágico para la transformación. Como lo es el mantra. La rudraksha es para mí la sensación del mantra en mis dedos.

La pulsera Eivissa bracelet me inspiró for muchas razones. Algo que leí en su descripción «para cualquiera en un momento de cambio de dirección». La conexión con todas sus piedras. Que Ibiza sea uno de mis lugares favoritos en el mundo.

La turquesa es una de mis piedras favoritas desde niña. Protectora de los viajeros, su color es un recuerdo del mar. Durante los días en casa solía cerrar los ojos y visualizar el Oceáno. Simplemente eso me traía un gran sentimiento de libertad. Obsidiana, otra piedra negra. Entre sus propiedades está ayudar a tomar decisiones. Ha sido un momento de grandes decisiones. Decidir entrar al quirófano o dejar que la madre naturaleza encontrara su proceso de sanación. Necesité de mucha meditación, contemplación, sentir mi cuerpo. Y la energía de la obsidiana y la lava sin duda me ayudó.

Para completar el kit de medicina de la Tierra, me sentí instantáneamente atraída hacia el colgante angel aura. Este cuarzo angel levanta el ánimo con sus reflejos arco iris y atrae las energías angélicas de purificación y protección. Y es tan sanador rodearse de objetos hermosos.

El proceso ha sido intenso; la sanación poderosa. Agradecida por el proceso. Agradecida por todos mis aliados. Agradecida por el poder de las piedras. Agradecida por la medicina de la Tierra que me llena de luz y me hace estar rodeada de belleza. Gracias Mukhas por la mezcla perfecta de conciencia y belleza.

Puedes ver aquí el artículo publicado en Mukhas

El viaje del alma

El viaje del alma

Gracias de corazón por vuestras muestras de apoyo y por el amor que he recibido de muchos de vosotros. Aunque es un proceso largo hasta la recuperación total, la semana pasada fue un punto de inflexión y las noticias empiezan a ser buenas. (Si no sabes de que hablo puedes leer AQUI mi primer blog sobre este proceso).

Hace unas semanas, mientras escuchaba la conferencia mensual de un curso on-line que hago con mi maestra Sianna Sherman (urbanpriestess.com) me envolvía un gran sentimiento de frustración. Comenzaba la luna de Leo y con ella el arquetipo de la mujer salvaje, con el que siempre me he sentido muy identificada. Una invitación a jugar y a disfrutar del verano en la naturaleza, mientras yo me sentía como un felino enjaulado. También se celebraba la festividad céltica de Lammas, que representa la primera cosecha, la cosecha del grano. El momento de empezar a recoger los frutos sembrados. Contemplando mis planes y proyectos, y mi estado de inmovilidad en ese momento, me sentí muy decepcionada. Como si mi cosecha hubiese sido barrida por un granizo, por un temporal de lluvias huracanadas. Lloré mucho. Las lágrimas me acercan a lo que más me conecta con mi parte salvaje. El mar. Las lágrimas transforman mi frustración en rendición y, desde ese lugar, es más fácil sentir gratitud por todas las cosas que tengo. Decidí conectar con mi mujer salvaje para ir hacia adentro y explorar y jugar y disfrutar de esta situación.

Algunos maestros espirituales dicen que todo lo que nos pasa es una respuesta a nuestras plegarias y deseos más profundos. Así que internamente me preguntaba por qué había deseado que me ocurriera una lesión tan intensa. La primera respuesta era muy obvia. Necesitaba descansar. Tener tiempo sin viajar y descansar profundamente. Pero sabía que había algo más.

Volví hacia atrás en el tiempo para contemplar mi intención original cuando comencé a hacer yoga en 1997. Nunca pensé que iba a ser una práctica tan física. Lo que quería era sentirme bien. Cambiar la sútil pero constante insatisfacción y melancolía que sentía desde niña, por esa paz interior de la que hablaban los yogis. Me encontré pronto con la práctica de Ashtanga. Tres años despues Anusara yoga®. Asana se convirtió en mi principal práctica de yoga. Más tarde también la meditación. Ok. Ahora no hay asana. Si eres un yogi sabes lo que eso significa. No es fácil. Los primeros días no podía ponerme siquiera en ninguna de las posturas reconstituyentes que conozco. Por unas semanas la única postura posible era Supta Badha Konasana, con almohadas debajo de las piernas. Ninguna de las asanas avanzadas que solía practicar me podía ayudar ahora en este momento. Pero si la meditación y los mantras. Busqué en mi diario la lista de intenciones para este año.  Profundizar  la práctica de pranayama, estudiar Yoga Nidra…. Interesante. No podía sinó sonreir. Creé mi sadhana que he ido adaptando semana a semana. Todos los días he hecho mi práctica de yoga. Más horas que nunca.

Otra de mis intenciones era conocer y trabajar con mi sombra en más profundidad. He estado haciendo este tipo de trabajo  durante los últimos años pero tenía la sensación de que necesitaba ir más profundo (si es que no siempre se necesita). Un tema candente para mí es la reactividad. Una de las personas que más hacen aflorar esa reactividad es mi hermana. Mi lesión ocurrió en España, de vacaciones con toda mi familia. Todo este tiempo he estado en mi pueblo, en casa con mi madre, donde crecí. Y he sido totalmente dependiente de mi hermana. Y de su coche. He pasado con ella más tiempo seguido que en muchos años. Te puedo contar que no ha sido fácil. A veces cuando estoy con mi ella siento que vuelvo a ser una niña en mi comportamiento. No exagero al decir que el trabajo interno hecho en estas semanas respecto a este tema ha sido mucho más intenso que el ejercicio físico de rehabilitación de mi pierna. Y curiosamente, el día más complicado, cuando tuve que tomar la difícil y drástica solución sobre entrar al quirófano o no, la persona que estuvo conmigo fue ella. Todo el trabajo interno ha dado frutos. Nuestra relación ha cambiado en estos días y que refleja mucho más el amor que sentimos la una por la otra. Mmmm… cosechando.

Las enseñanzas del yoga dicen que al ego, la parte de nosotros que es responsable del sentimiento de individualidad y de separación y desde el que vivimos nuestra vida del día a día con nuestros planes y nuestras agendas, no le gusta el cambio. Dicen también que, el Ser disfruta, crece, florece con el cambio.  Este es el camino del alma, duro a veces. El yoga promete que los frutos son siempre dulces.

También quería tener más tiempo para escribir y lo estoy teniendo. Tengo curiosidad sobre como se resolverá otra de mis intenciones para este año con esta rotura de isquiotibiales: perfeccionar mi Uttanasana (flexión hacia adelante de pie). Tengo hasta el 31 de Diciembre. Prometo foto.

EL ojo del huracán

EL ojo del huracán

Dicen que la vida es lo que pasa mientras haces planes. Y normalmente, no tiene en cuenta tu agenda. Hace un mes tuve un accidente haciendo esquí acuático que cambió, como poco, el rumbo de mi verano, transformándolo en un viaje dentro de un territorio desconocido para mí. Una rotura muy severa de los isquiotibiales y su tendón que me ha tenido en reposo durante varias semanas (moviéndome un poquito con muletas). Aunque he tenido otras lesiones antes, nunca había experimentado algo así. Una invitación no muy amable a parar, contemplar e ir hacia adentro. Una vez superado el shock inicial quiero ir compartiendo con vosotros este viaje que está siendo mi asana más avanzada.

En estas semanas he pasado por toda la paleta de sensaciones, pensamientos, emociones. En Tantra se llaman rasas (sabores de la existencia). El shock. El dolor físico (he tenido mucha suerte de que el dolor más intenso solo ha durado unos pocos días, aunque ahora vuelve a días con la rehabilitación). La inmovilidad. La frustración. El descanso profundo. La rabia. El cambio de planes. Tiempo con la familia. El amor. La tristeza y sus lágrimas sanadoras. La risa. La reorganización de los cursos. Sentirme cuidada. Sentirme dependiente. Estar lejos del mar y de mi casa. La tensión. El cansancio. Difíciles decisiones que tomar. Gratitud. La confusión. El miedo. El miedo. El miedo.

Llega un momento en el que el cuerpo físico se rinde. La mente tarda más. Y cuanto más inmóvil tu cuerpo, mayor es la aceleración de la mente. Lo más difícil, en los primeros días, fue la lidia continua con los pensamientos veloces. Pensamientos que se reproducen como el demonio Raktabija bajo la hoz de la diosa Kali. (Este mito cuenta como cada gota de sangre de Raktabija, al tocar la tierra, se convertía en un clón. Bija significa semilla. Kali saca la lengua para beber todas las gotas de sangre, parar su multiplicación y poder aniquilarle).  Y con las emociones, que aparecen como olas gigantes que te arrastran. Asimilar los pensamientos y aprender a surfear las emociones. Todo un trabajo de plena tapasya. Y en algún momento, como único antídoto al sufrimiento llega la rendición. Y la paz de la entrega. Y el océano interior se calma.

No lo voy a negar. Las olas vuelven. A veces gigantes. La pulsación es intensa: por un lado la sensación de frustración, de agobio por todo lo que ahora no puedo hacer, por no tener el control. Frente a eso, un sentimiento interno, como de un niño que se frota las manos pensando «mmm… aquí hay aprendizaje y oportunidad de crecimiento». Por un lado el apego a los recuerdos pasados y la ansiedad y el miedo por el futuro. Por otro lado, el disfrute de muchos momentos únicos con su propia magia.

Me refugio en el interior. Ese es el regalo del yoga. Hay un lugar, que como el ojo del huracán, es pura calma.  Un lugar, en medio de una aureola de llamas, en el que en cada momento ocurre la Ananda Tandava, la danza de la dicha de Shiva Nataraja.  Y ahí, como él, intento mantener la sonrisa apacible y la mirada tranquila, Sambhavi mudra, observando todo y enfocada hacia dentro. Es mucho más fácil para mí hacer eso en Natarajasana y, por eso, ésta es, ahora mismo, mi asana más avanzada. Y aunque de vez en cuando se me sigue escapando alguna lágrima, mi compromiso con la felicidad y la paz es firme.

El dolor de la transformación es real – física y psíquicamente – pero sólo la intensidad del fuego puede unir el cuerpo y el ama. Este es el proceso del alma… El cuerpo es la arena que produce la perla» ~ Marion Woodman  

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